Toda gestión de residuos se debe de inspirar en unos principios básicos, que son la prevención (minimizando su producción y su peligrosidad), la preparación para la reutilización, el reciclado, otros tipos de valorización y como último recurso, la eliminación, y siempre sin perder de vista el principio legal de que “quien contamina, paga”.
La correcta separación en origen hace más eficiente su posterior gestión maximizando los porcentajes de valorización. Según las categorías de los diferentes tipos de residuos, éstos deberán ser tratados de forma diferenciada.
La gestión de residuos se efectuará a través de unos operadores que previamente han debido de comunicar o solicitar autorización para realizar dicha función.
Uno de los objetivos de la Ley 22/2011 es la simplificación en sus cargas administrativas de los requisitos legales que afectan a la producción y gestión de los residuos, enmarcado todo ello en un proceso de sustitución de la supervisión previa de la administración, por un control a posteriori, de tal manera que no se ralentice el inicio de las actividades económicas. Esta forma de proceder no debe de suponer una pérdida de control por parte de la administración, sino un cambio en el momento en el que éste se lleva a cabo.
Instalaciones de gestión de residuos. Puntos limpios
Los Puntos Limpios son instalaciones adecuadamente equipadas para la recogida y almacenamiento de residuos urbanos, salvo basuras domésticas, y de determinados residuos de origen especial asimilables a urbanos, quedando excluidos los residuos de origen especial que tengan la consideración de peligrosos o industriales, de conformidad con la planificación vigente en materia de residuos.
Estas instalaciones, que son gestionadas por los diferentes Cabildos Insulares, están reguladas de manera específica por el Decreto 29/2002, de 25 de marzo, constituyendo un sistema de recogida selectiva que permite la gestión de aquellas fracciones de residuos municipales para los que no existe un servicio de recogida domiciliario ni contenedores específicos en la calle. Su implantación responde a varios objetivos:
• Aprovechar aquellos materiales contenidos en los residuos urbanos que pueden ser reciclados directamente, y conseguir con ello un ahorro de materias primas y de energía, así como una cantidad de residuos que es necesario tratar o eliminar.
• Evitar el vertido incontrolado de los residuos de gran tamaño que no pueden ser eliminados por medio de los servicios convencionales de recogida de basuras.
• Separar los residuos peligrosos que se generan en los hogares, cuya eliminación conjunta con el resto de las basuras urbanas, o mediante el vertido a la red de saneamiento, supongan un riesgo para los operarios de los servicios de limpieza, puedan dañar las instalaciones de tratamiento o eliminación, y contribuyan a la contaminación del medio ambiente.
Puntos limpios de Tenerife